lunes, 4 de julio de 2022

"Actividad Física, Deporte y Salud". Por Prof. Lic. Casiano Carballo.


"Desarrollo Psicomotor" 

 

El desarrollo psicomotor en los primeros años de vida es fascinante. Desde que nacen, los bebés van desarrollando su sistema motor, sus movimientos y el modo en el que manipula su entorno, a un ritmo muy rápido y continuo. La maduración del sistema nervioso, responsable del desarrollo motor, tiene un orden preestablecido y por ello el desarrollo tiene una secuencia clara y predecible, aunque no sea exacta en cada bebé y niño, ya que depende de factores diversos. 

Las capacidades motoras que los bebés y niños tienen hasta los tres años de edad, una guía de lo que "deberían" ser capaces de hacer, aunque puede haber diferencias en cuanto al ritmo del desarrollo.

 

Desarrollo Neuromotor 

Es importante marcar que el ser humano se relaciona con el medio a través del movimiento, pero éste solo es posible si la orden se transmite correctamente desde el cerebro, que es el motor de la motricidad humana. 

El impulso se origina en el SNC y es conducido por las vías motoras a los músculos, es decir, a los órganos efectores del movimiento. 

Resulta evidente que un niño no puede llevar a cabo determinadas actividades debido a que posee un sistema nervioso aún incompleto. 

Durante los últimos meses de embarazo y los primeros años de vida, se va a ir dando el proceso de mielinización, fundamental y responsable del ajuste, la adecuación y rapidez de los movimientos. 

Este proceso consiste en la formación de una vaina de mielina alrededor de la célula nerviosa, que va a permitir que la información que se transmita a través de las neuronas y las conexiones en los centros del cerebro sea más rápida, completa y eficaz. 

Al nacer, la mielinización sólo alcanza los centros subcorticales, haciendo del recién nacido un ser de respuestas involuntarias, automáticas y reflejas, que reacciona a la estimulación con movimientos que no puede controlar. 

A medida que se va perfeccionando el S. N. el proceso de mielinización alcanza las zonas del córtex, el niño puede llevar a cabo actos conscientes y voluntarios, es decir, ejercer un control de sus propios movimientos. 

Los órganos efectores de nuestros movimientos son los músculos. 

Ellos realizan la actividad muscular cuando la energía nerviosa generada en el cerebro se transforma en energía mecánica. 

 

La actividad muscular puede ser: 

          Estática o tónica 

          Dinámica o cinética. 

 

Estática o tónica; relacionada con la tonicidad de los músculos. 

 

El tono es el grado de tensión de los músculos, que permite organizar gestos, controlar los movimientos, modificar posturas, y mantener una actitud equilibrada. 

Un mal funcionamiento de los centros reguladores del tono produce anomalías en él, en las posturas, en el equilibrio y en el movimiento, por lo que aparece atonía, hipertonía e hipotonía y otras patologías. 

 

Dinámica o cinética; Hay que señalar que cada uno de nuestros movimientos es un acto motor. 

Los comportamientos motores nos permiten clasificar los movimientos en 3 grupos: 

  Movimientos Reflejos 

Es la forma más simple de motricidad. Son los movimientos innatos. La primera manifestación motriz del recién nacido. 

Entre otros están los reflejos de: succión, prensión, andar automático. La ejecución de los movimientos reflejos no es consciente, están regulados por la médula y por el tronco cerebral. Debe desaparecer para dar paso a los movimientos voluntarios y controlados. 

  Movimientos Voluntarios 

Son intencionales, por tanto antes de ejecutarlos se han de representar mentalmente. 

Para su ejecución se requiere la coordinación de varios músculos, a fin de alcanzar el objetivo propuesto. Su control depende de la corteza cerebral. 

  Movimientos Automáticos 

Son movimientos inicialmente intencionales, y por tanto voluntarios, que a base de repetirlos muchas veces se automatizan y no requieren representación para ejecutarlos. 

Precisan poca atención y poca energía. La realización continuada de movimientos voluntarios se integra de forma automática convirtiéndose en hábitos, de esta forma se ahorra energía a la hora de interpretar y realizar movimientos. 

Son ejemplos: escribir, caminar, andar en bicicleta. 

 

La actividad motriz evoluciona desde los actos reflejos y movimientos incoordinados y sin una finalidad hasta los movimientos coordinados y precisos de los actos voluntarios y de los automatizados. 

 

 

Citas Bibliográficas: 

 

  • Carballo, C. "Actividad Física y Salud, Conocimientos Teóricos – Prácticos en la Génesis de la Educación Física". Ediciones Del Clé. ISBN: 978-987-3755-12-5. Nogoyá Entre Ríos. 2015. 
  • Massion, J. et al. "Cerebro; estructuras". Publicaciones INDE. Universidad de Francia. (2009).  

"Apostemos Todos, por una Nueva Cultura Activa y Saludable" 

 

Prof. Lic. Casiano Carballo 

*Profesor Universitario en Educación Física 

*Licenciado en Actividad Física y Deporte 





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